domingo, 31 de mayo de 2020

El baile entre Sagitario y la Vía Láctea espolea la formación de nuevas estrellas

La Vía Láctea, esa banda neblinosa que domina los cielos invernales y estivales, es la parte más densa (disco) de la galaxia en la que nos encontramos. Sin embargo, no siempre ha tenido la misma apariencia, siendo su evolución una de las principales incógnitas en la astrofísica actual.

Para estudiar esta evolución, la misión de la Agencia Espacial Europea Gaia está simultáneamente caracterizando brillos, posiciones, movimientos y composiciones químicas de una gran cantidad de estrellas individuales en nuestra Galaxia. Combinando medidas de brillo y distancia astrónomos del IAC han determinado la luz que emiten intrínsicamente 24 millones de estrellas dentro de una esfera de 6500 años-luz alrededor de nuestro Sol. Mediante la comparación de sus brillos y colores con modelos estelares precisos han podido determinar la historia evolutiva de la Vía Láctea más detallada hasta la fecha. El resultado no ha dejado indiferente a nadie.

Historia de formación estelar de los 6500 años-luz alrededor de
nuestro Sol. Nótense los picos de formación estelar bien definidos.
Crédito: Ruiz-Lara et al. 2020.
Nuestra Vía Láctea no ha formado estrellas de manera constante, sino que ha habido periodos concretos de gran actividad. Hace unos 13000 millones de años la formación estelar era violenta y sostenida, pero el ritmo al que se formaban las estrellas decreció paulatinamente con el paso del tiempo. Sin embargo, superpuesto a este simple comportamiento, se sucedieron drásticos episodios de formación estelar, durante los que se llegó a cuatriplicar el ritmo habitual. El primero tuvo lugar hace unos 5-6 mil millones de años, seguido por otros hace 2000, 1000 y 100 millones de años. Pero, ¿qué puede provocar estos eventos tan violentos en un sistema tan masivo como nuestra Galaxia?

Para responder a esta pregunta recordemos que nuestra Galaxia, aunque en una zona relativamente vacía del Universo, no está totalmente aislada: junto a nuestra vecina Andrómeda (M31), y a decenas de galaxias mucho más pequeñas (llamadas enanas) en órbita a su alrededor, forma el llamado Grupo Local. Entre las galaxias enanas próximas, destaca la de Sagitario, que actualmente se encuentra en plena interacción con nuestra Galaxia. Pero esto no sólo está pasando ahora, complejas simulaciones sugieren que ya hace unos 6000 millones de años Sagitario experimentó el primer acercamiento a nuestra Vía Láctea. Este acercamiento se repitió hace 2000 y 1000 millones de años, coincidiendo precisamente con los eventos de formación  estelar desvelados por este estudio (así como en la propia Sagitario). Todo indica que estos acercamientos e interacciones entre ambos sistemas han sido capaces de espolear la formación de nuevas estrellas en nuestra Galaxia, afectando drásticamente a su evolución. Estos resultados cuestionan modelos actuales de formación estelar en galaxias y plantean límites a estudios teóricos futuros.
Representación artística de la órbita de Sagitario y los brotes de
formación estelar. Crédito: Gabriel Pérez Díaz, SMM (IAC).

Una implicación inesperada de este trabajo la encontramos cuando ponemos nuestro Sistema Solar en este contexto. Éste se formó hace unos 4700 millones de años, a partir del colapso de una gran nube de gas y polvo. ¿Es posible que nuestro Sol sea una de tantas estrellas que se formaron hace 5000 millones de años, consecuencia de la interacción entre nuestra Galaxia y Sagitario? ¿Puede que estemos siendo testigos de uno de los eventos astrónomicos clave que dió lugar al mundo tal y como lo conocemos actualmente? 

Esta entrada es la base de la nota de prensa publicada por el IAC que podéis leer aquí. También os recomiendo chequear el siguiente video que preparamos con mucho cariño y dedicación para todos vosotros ;)



Para más información:

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